viernes, 2 de noviembre de 2012

Sirenas Oníricas.

 
La luz parpadeaba en el fluorescente del falso techo. Sucio, impaciente, desacompasado, iluminando apenas los rincones de una habitación que antaño bien podría haber sido la aséptica salita de un hospital. Ahora lucía las galas de un despacho venido a menos, con plásticos descoloridos y paredes amarillentas de humo, quizás cubierto de cortinas raídas y pasadas de moda ocultando el interior del sol.
No alcanzaba a verlo, tampoco me interesó ni siquiera un instante, estaba ensimismado contemplándome hablar. No me entendáis mal, no soy un Narciso que mira embelesado su reflejo mientras recita frases al azar. No. Literalmente estaba sentado frente a mí en el círculo de sillas, bebiéndome mis palabras, aprehendiendo cada concepto que desmenuzaba ese orador omnisciente que era yo en mi mejor momento, sabedor de todo, capaz de transmitir el sentido de la vida en un comentario ingenioso. Así, cegado por el resplandor blanco, dejé que el tiempo se pausara en un limbo uterino.
De pronto, el escenario cambió y yo era uno más en aquella reunión de autoayuda, un asiento vacío me esperaba y una de las chicas que me rodeaban se levantó para dejar de ser un rostro gris. Antes de que separase sus labios yo supe que no quería esto, lo pensé, lo susurré y lo dije, no podía esperar más. Ella me miró y de sus ojos extrañamente conocidos nacieron paralelos el odio y la tristeza, una desazón infinita que flotó un instante en el aire mientras la imagen se desvanecía.

Negro. Luz. 08:30 a. m. Cinco minutitos más... NO. 08:30 a. m. ¿Cuando ha sonado el despertador? Tengo los pies fríos y una nube en la cabeza. A mitad del pasillo me asalta: Sirenas Oníricas. Tardo unos segundos en recordar el sueño, la luz, el círculo de sillas y más: paisajes desdibujados que se suceden, caras conocidas y extraños entremezclándose en mensajes confusos, y una presencia constante, compañera, de ojos hundidos, tristes, evanescentes.
Estoy despierto y los recuerdos aún zumban en mis oídos. He vuelto a ser Dios, esta vez en la frontera de la vigilia. He abarcado eones en la cabezada perezosa tras apagar a tientas la alarma. Mientras caliento el desayuno me doy cuenta de la profundidad narrativa de los sueños y no me extraño al rememorarme predicando, en mi mente la propia mente es consciente de sus posibilidades, de su falta de límites, de su poder. De mi poder. 08:45. Esos minutos de más me han salido caros, llego tarde, así que me visto deprisa, hago la cama deprisa, me lavo los dientes deprisa. Tengo tanta prisa que me olvido de mi y son hasta tres las veces que al llegar a la puerta tengo que volver a por algo. Siempre tengo prisa. Antes de salir me miro en el espejo de la entrada y allí estoy, despeinado y ojeroso, compartiendo resignación con mi gemelo y examinando en sus pupilas la luz mortecina del recibidor, el iris veteado, bailando en los rescoldos de una sospecha. Sirenas Oníricas. La puerta termina de cerrarse cuando ya estoy bajando las escaleras.


No es un gran relato, ni un cuento. Es un comienzo necesario. Este blog es la firme intención de continuar con un antiguo espacio de escritura, expresión y desahogo que abandoné hace ya más de un año. Quería echarlo a andar el Día de Difuntos, recuperando uno de los textos que más me gustaron en esa época, pero mi cabeza ya se había puesto en marcha, mi vida empezaba a girar en torno a estas ideas. No es un gran relato, ni un cuento. Es una crónica verídica. Quizás adornada o poética, pero fiel a uno de los despertares más turbadores que he tenido en mi vida. Fui consciente del papel del narrador como creador de mundos, de vidas, de la imaginación, de los sueños, fui capaz de abarcarlos a todos ellos y comprender su importancia, arrancada violentamente a diario de cada persona por la rutina y el deber. Fui consciente de como los amaneceres abruptos llevaban demasiados días arrastrando al olvido historias y lugares sin preocuparme siquiera de dejar un breve epitafio que evitase el abismo a aquello que durante una noche había sido un fragmento de mi. Fui consciente de lo que permaneció, de los sueños que habían adquirido una entidad propia, ojos profundos y tristes... Y fui consciente de la guerrilla, del boicot de mis criaturas a un modo de vida firmemente autodestructivo. La amenaza era clara y sencilla: no iban a dejar que la masacre continuara, crearían tramas tan interesantes, tan absorbentes que silenciarían a los despertadores y engañarían a los sentidos, retrasando el despertar hasta hacerme soñar una auténtica Historia Interminable. Sirenas Oníricas.
Que Ende me perdone, estoy divagando. Tan sólo son mil facetas de mí mismo, pero el mensaje no era menos evidente: RECUERDA, ESCRIBE, VIVE.
Y lo demás son reflexiones de andén abarrotado sobre dioses de horarios apretados y preocupaciones mundanas. Deseaba escribir de nuevo y el deseo se hizo obsesión. Cumplido, aquí está la página 1. Que la disfruten.

 
 
Ahora, tras las bofetadas y conmociones de la vida, vuelvo la vista a la niñez con la esperanza de descubrir alguna confirmación de mi propia valía, alguna señal de que estaba destinado, al menos por un tiempo, a ser algo más que diletante y bufón, que me vi superado por las inexorables circunstancias y no por ningún fallo interno. Que se me diga "Mala suerte, Marcos", no "Podríamos habértelo dicho" [...] Caso corriente de biblioansiedad. Y lo peor de todo es que tendrían razón. Y, ante dicho acierto esencial, ante la oprobiosa obviedad de su juicio aplastante -me gusta la palabra aplastante (a mí me gusta la palabra oprobiosa)-, sólo me queda gritarme a mí mismo, igual que Ezra Pound en la celda de rata donde lo metieron en Pisa: "Derriba tu vanidad, te digo que la derribes." Pound era uno de los Grandes.
"Firmin". Sam Savage.

2 comentarios:

  1. Tenía ganas de volverte a leer, aunque se me había olvidado cómo me pierdo en tus palabras. Quizá esta vez si me acostumbre a ellas... De cualquier modo, me alegro de que hayas vuelto a escribir así.

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  2. Me alegro que hayas recuperado las letras, yo apenas escribo en mis blogs viejas historias, y desde hace tiempo que no actualizo ninguno. Soy un desastre xd

    Te seguiré por aquí!

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