viernes, 2 de noviembre de 2012

El día que...


Hoy puede ser el día que Kurt Cobain, habiendo decidido a tiempo apostar por la familia, cambió la jeringuilla por la guitarra y compuso una canción a su hija, que hoy coparía las portadas destapando el primer escándalo sexual de una adolescente bien crecida, a imagen y semejanza de su madre. Hoy puede ser ese día en el que un no tan guapo y algo más gordo Kurt revolviese la comida en su plato sin dirigirle la palabra, frustrado por su incapacidad como padre y su nerviosismo ante la idea de tener que amonestarla.

Hoy puede ser el día en que una mujer espera el regreso de un marido que no volverá, siquiera en sueños. Hoy puede ser el día en que un barco a la deriva descubra sin saberlo un nuevo continente. Hoy puede ser el día, pero casi con total seguridad... no lo será.

No hace mucho me dijeron una frase que ya conocía, sin que ello evitase dejarme anclado a sus palabras: en esta vida sólo hay una cosa segura; y hoy ha vuelto a darse un baño de masas.

Y para esquivarla o para adorarla nos sobran trenes a los que subirnos, el Carpe Diem clásico reconvertido en una historia de sexo, drogas y rock&roll, la afirmación de preferir la muerte antes que la vejez, pronunciada por alguien que a día de hoy ha visto pasar su generación y otras cuantas. La muerte en vida, la vida tras la muerte, el nihilismo, el miedo e, incluso, el desafío. Mil maneras de sentirlo, mil maneras de vivirlo o de morirlo. Mil memorias que no se guardan bajo tierra sino, en definitiva, entre piel, huesos y conexiones sinápticas que hoy fallarán a más de uno fruto del alcohol de la celebración o del duelo.

Hoy es el día en que se asientan los mitos, afloran los fantasmas y resbalan los sentimientos que guardamos bajo llave para poder seguir el ritmo de eso que llamamos tiempo. Pero es más, mucho más que eso. Hoy es un día de muerte, pues muchos lo harán y también un día de vida: hoy puede ser el día en que se cree una obra de arte o se invente la cura a alguna enfermedad, hoy puede nacer un amor y un bebé aprender su primera palabra. Hoy, o un día como hoy, Elvis y Jim Morrison brindan a la salud del Rock en algún asilo remoto de Brasil, mientras doña Muerte, cansada de un día de quejas y agasajos, entra en el rincón de su memoria y rinde tributo a aquellos que ya nadie recuerda, pero que ella atesora en su síndrome de diógenes eterno.

Hoy, además, es un día cualquiera, un día más, pero no por eso deja ser el primero del resto de mi vida.
 

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